Rayuela, Cap. 1 (fragmento)
"¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentrífico."
Sí. Realmente la culpa es de Cortázar, por haber creado a la Maga... No dudo en absoluto que después de una lectura, de un haber dejado huellas en el "Pont des Arts", de un haber encontrado a la Maga sin haberla buscado, comenzamos una vida consciente de encuentros y desencuentros, de soledades y compañías, de Magas que no se encuentran a veces en los puentes, de formas de amor que perjudican... ¿Cuántas Magas encontraremos o cuántas formas de amor perjudicial (pero exquisito)? Mientras haya (infinito) movimiento en las agujas del "infierno florido", habrá en ello muchas Magas... Y nunca coexistirán... No coexisten... La Maga es única para su Horacio... Pero hay muchas Magas para un Horacio y muchos Horacios para una Maga... y para el bebé Rocamadour tan extrañado... en fin, basta de no decir nada. Limitémonos a leer y releer, sería lo más saludable y perjudicial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario