LA MALA REPUTACIÓN
(Georges Brassens)
En mi pueblo sin pretensión
Tengo mala reputación,
Haga lo que haga es igual
Todo lo consideran mal,
Yo no pienso pues hacer ningún daño
Queriendo vivir fuera del rebaño;
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos todos me miran mal,
Salvo los ciegos, es natural.
Cuando la fiesta nacional
Yo me quedo en la cama igual,
Que la música militar
Nunca me supo levantar.
En el mundo pues no hay mayor pecado
Que el de no seguir al abanderado
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos me muestran con el dedo,
Salvo los mancos, quiero y no puedo.
Si en la calle corre un ladrón
Y a la zaga va un ricachón
Zancadilla pongo al señor
Y aplastado el perseguidor
Eso sí que sí que será una lata
Siempre tengo yo que meter la pata
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos tras de mí a correr
Salvo los cojos, es de creer.
No hace falta saber latín
Yo ya sé cual será mi fin,
En el pueblo se empieza a oír,
"Muerte, muerte al villano vil!",
Yo no pienso pues armar ningún lío
Con que no va a Roma el camino mío,
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
No, a la gente no gusta que
Uno tenga su propia fe
Todos vendrán a verme ahorcar,
Salvo los ciegos, es natural.
jueves, 22 de julio de 2010
Salú y Anarkía!
jueves, 10 de junio de 2010
Pero nadie vuelve. Nadie puede poder...
Si la angustia no tuviera tantos meses,
si pudiera huir de esta ciudad,
si el milagro de los panes y los peces
consiguiera darnos de cenar.
Si tuvieran corazón las autopistas,
si alguien me esperara en la estación,
si bajaran de la luna los artistas,
si acabara bien esta canción.
Si aprendiéramos a amar como animales,
si quedara tiempo que perder,
si bailaran rock and roll los generales,
si cantara el gallo rojo del amanecer.
Y los sentidos olvidaran la razón.
Y las golondrinas
supieran volver
a hacer su nido cada otoño en el reloj
de las oficinas,
si el huracán del porvenir
arrasara las fronteras
rotas las banderas por la pasión,
si reinara en el dos mil
la imaginación.
Si el silencio cotizara más que el oro,
si encontrara hotel en Shangri-Lá,
si la muerte hiciera mutis por el foro,
si pudiera yo quererte hasta el final
y naufragar
en la isla del tesoro,
si los mercenarios de la soledad
incendiaran con un blues
todo el cono sur.
Si en los escombros de la revolución
creciera el árbol verde del placer,
y las catedrales se cansaran de ser
ruinas del fracaso de Dios.
Si volvieran los dragones a poblar las avenidas
de un planeta que se suicida.
Si volvieran los dragones...
Si volvieran los dragones, Robin Hood,
las amazonas, Marco Polo, Nosferatu, Garcilaso,
Casanova, Buster Keaton, Mata Hari, Don Quijote,
Macedonio, Moby Dick, Los Bucaneros,
Nostradamus, Celedonio, Sargent Pepper,
Goyeneche, Sitting Bull, La violetera,
Janis Joplin, Doctor Jekyll, D'Artagnan,
la primavera, el Cantar de los Cantares, Greta Garbo,
el Tempranillo, Babilonia, Julio Verne, Camaron, los conventillos, gulliver,
Sierra Maestra, Bonny and Clyde,
La Magdalena, Camelot, los alquimistas,
Atahualpa, Bonavena, la tetona de Fellini, Bakunin,
las ilusiones, Espartaco, Mesalina, las cigueñas,
los bufones, Si volvieran los dragones.
Si volvieran los dragones - J. Sabina y F. Páez
martes, 13 de abril de 2010
una tirada de dados
TO BE OR NOT TO BE…
es lo que somos
un montón de solos
rodeados de frascos vacíos
un crispar
de manzanas
en el klítoris
de evA
………………………………………
FUEUNSÁBADO
rekaer en las curvas del 3
no es atravesar el espejo
es apenas lamerlo
y dejarlo llover
hasta ke nadie tenga la razón…
……………………………………………
KAOS & NADERÍAS
entre las asperezas
de la nadería
se retuerce
el kaos
mientras a su alrededor
el frasko vacío del hombre
piensa
………………………………………
LA MÁS BELLA DE LAS PUTAS
la verdad
es apenas una puta
ke espera
seductora
el arribo
del tren de los relojes detenidos
la verdad
es apenas una puta
la más bella
de todas las espinas
del rosal de la mentira
…………………………………………..
TIEMPO VITRICIDA
se ha roto el vidrio
del konsuelo
y la soledad exaspera
en el rinkón de las ausencias
y si la muerte muriera…
¿¿¿ké sería de nosotros???
………………………………………..
jueves, 18 de marzo de 2010
la altísima lluvia no sabe su pena...
talvez
el futuro
sea
la misma lluvia
en la misma tarde
de tormenta
la misma ventana
albergando
a aquellos mismos
kuerpos apretados
komo si fueran un
retrato
de kién sabe
ké soledades
el despilfarro
supo esperar
su tiempo adecuado
para venir
a dar en tu
vientre
dios encarceló
a la MUJER
en su
maternidad
y
entonces
aguó la fiesta
de las hembras
y los machos
Aun
dura
el eterno
sepelio de Cristo
mientras
Dios
se babea
/pálido & sucio/
sobre
nuestras
rodillas
rogándonos
que no lo dejemos
( ( ( ( ( (s o l o) ) ) ) ) )
lunes, 22 de febrero de 2010
otro laberinto sin valor ni sentido
MALUM
esperaré
allá
en el estrepitoso
silencio
de la oskuridad
donde la nimiedad
es un cadáver sin huesos
esperaré
casi muerto
casi vivo
entre las tripas
de tus más profundos miedos
esperaré
en tu río
la barka
de la klandestinidad de tus manzanas
martes, 16 de febrero de 2010
"Ella quiso barcos y él no supo qué peskar..."
PLEOPLE ARE STRANGE…
cuál de aquellos era tu rostro?
lamiste mis manos de anarkismo
y sin siquiera quererlo
sin siquiera imaginarlo
pudiste ser mi úniko espejo
(y escuchabas los doors y bailabas y eras hermosa)
pero la máscara ya pesaba demasiado
como para poder seguir
jugando al amorcito
el otoño se llevó tus pétalosrojos
y la muerte te nació
como en un parto violento
entre los labios
lunes, 4 de enero de 2010
...a los críticos de arte a kAgar de nuestra parte!
Julio Inverso en la alta noche:
Ausencia, desesperación
[y algunos adverbios]
“…otra noche solo
el silencio crece como una ola…”
JULIO INVERSO, Milibares de la tormenta
En el principio es la completud, el bienestar, la plenitud, la integridad, la inconciencia, el instinto, y cuando digo “principio” digo vientre materno, es decir, vida previa al alumbramiento, previa al comienzo del ciclo de insuperable soledad que se cierra en la muerte. Luego del nacimiento el individuo experimenta una crisis constante, una ruptura con esa [óptima] atmósfera “in útero” conduciéndolo al estado de abandono, incompletud, precariedad, necesidad. Necesidad, ¿de qué? Quizá necesidad del Otro, del que está afuera y constituye, de algún modo, la totalidad de lo que se ha denominado Humanidad. El ser humano, entonces, consciente ya de su soledad, intenta de una u otra forma superar su separación con respecto a la alteridad, a lo que está fuera de él mismo o, mejor, lo que cree que está fuera de él mismo.
Leamos el siguiente poema de Julio Inverso, perteneciente al libro Milibares de la Tormenta:
en la alta noche
cuando los aullidos de los perros se prolongan
como filamentos
cuando los espejos se cierran
dejando paso a tardíos fantasmas
cuando el reloj percute como un tambor enlutado
salgo dejando la casa sola
la partitura en el piano
mis zapatos más tristes que dos botes
que se mecen en la orilla
y recorro esta calle hasta el fin
buscándote
De la lectura activa del poema se desprende la sensación insuperable de la ausencia, concepto que, en relación a su consecuente desesperación, pretendo abordar, recurriendo para ello, entre tanto, al papel que juegan aquí algunos adverbios.
Decíamos que la ruptura o el colapso de la completud original del ser es la principal causa de la soledad y del sentimiento de soledad [es necesaria dicha aclaración dado que no es la misma cosa ser solo que sentirse solo]. A partir de ese momento, el individuo se preocupa y ocupa en buscar una ilusión, una esperanza, una convicción que lo conduzca a creer en la posibilidad de satisfacer sus principales necesidades existenciales. Así, el ser se proyecta hacia un devenir supuestamente favorable con respecto a la superación de su separatidad, de su sentimiento de abandono y de soledad.
He aquí que en el poema hay un “yo” que se identifica con “la alta noche”, que vive y busca (“buscándote”) en “la alta noche”: “en la alta noche / cuando los aullidos de los perros se prolongan / como filamentos…” Precisamente, la noche, “la alta noche”, es el momento “cuando…”, es el tiempo en que este “yo” se manifiesta como consecuencia de su desesperación, de su sufrida conciencia por la ausencia aparentemente del ser amado. El adverbio relativo “cuando”, en este caso, es un indicador que sugiere una atmósfera o un entorno fecundo para la angustia que es producto de la separatidad, dado que el sintagma que lo sigue, “los aullidos de los perros” o “los espejos se cierran dando paso a tardíos fantasmas”, así lo confirma. Pero antes de profundizar en ello, sería necesario aclarar, en cierta medida, para favorecer la comprensión y potenciar la construcción del significado, a qué nos referimos con el concepto de adverbio.
Según señala César Hernández Alonso, “el adverbio es una categoría o clase de palabras muy heterogénea, generalmente con función de término adyacente del sintagma verbal. Las unidades que se incluyen en ella son tan complejas que casi se puede afirmar con Mc Williams que es adverbio lo que no es sustantivo, adjetivo ni verbo”[1] Lo enunciado es un motivo por el cual el presente abordaje se complejiza. De todos modos, sólo centraré mi atención en algunos de ellos: “cuando”, “como” y “hasta”, en pro de la elaboración de una interpretación integral. “Como” y “cuando” son adverbios relativos exclamativos que, según Di Tullio, “comparten con los pronombres del mismo tipo su pertenencia a clases cerradas y algunos comportamientos como la posición inicial en la cláusula”[2], y así lo plantea Hernández Alonso: “(…) siempre van delante [de la oración][3] los que la matizan cambiando su forma y aun pueden ser sus enlaces o transpositores (interrogativos, exclamativos…).”[4] En el caso del adverbio “cuando”, la anterior afirmación se comprueba en el poema de Inverso
“cuando los aullidos de los perros se prolongan
como filamentos
cuando los espejos se cierran
dejando paso a tardíos fantasmas
cuando el reloj percute como un tambor enlutado”
Este “cuando” designa el quiebre, la ruptura, o el momento más propicio, para la acción que sea necesario llevar adelante en el intento de liberación de la crueldad de una existencia consciente sí misma; es la instancia en la que el “yo” del poema busca llenar su vacío, superar la ausencia que se hace presencia por medio de la búsqueda. Busca un espacio donde encontrar y encontrarse, un lugar para sí donde exista la posibilidad de sentirse pleno, un espacio para estar consigo mismo y resolver sus conflictos internos. Desde Roland Barthes podemos asimilar lo recién enunciado con la figura “Abismarse”, a la que define como “ataque de anonadamiento que se apodera del sujeto amoroso, por desesperación o plenitud”[5], y más adelante enuncia: “cuando me ocurre abismarme así es porque no hay más lugar para mí en ninguna parte, ni siquiera en la muerte. La imagen del otro —a la que me adhería, de la que vivía— ya no existe; tan pronto es una catástrofe (fútil) la que parece alejarla para siempre, tan pronto es una felicidad la que me hace reencontrarla; de todas maneras, separado o disuelto, no soy acogido en ninguna parte; enfrente, ni yo, ni tú, ni muerte, nadie más a quien hablar.”[6] Si hablamos entonces del amor cabe destacar que “es un instinto de posesión del objeto, un querer”[7], como señala Octavio Paz. O como ha escrito Miguel De Unamuno, “es el amor (…) lo más trágico que en el mundo y en la vida hay; es el amor hijo del engaño y padre del desengaño; es el amor el consuelo en el desconsuelo, es la única medicina contra la muerte, siendo como es de ella hermana.”[8] El yo-poético sale al viaje nocturno (“en la alta noche”) de vuelta a su origen, a su “bien original”, a su “semilla”, donde siente, se identifica y vive su libertad, es decir, su plenitud, su integridad, su totalidad, la unidad que lo conforma. Es lo que el mismo Paz denomina “nostalgia de nuestro origen”, definiendo tal concepto como “oscuro movimiento del hombre hacia su raíz, hacia su propio nacimiento.”[9]
Atendamos a lo siguiente: “cuando el reloj percute como un tambor enlutado”. Si seguimos el hilo isotópico del estado trágico del individuo consciente de estar abandonado, sólo, angustiado, desesperado, podemos comprender que el entorno que lo rodea y abruma tiene rasgos emparentados a la desolación, al paso irrefutable del tiempo y su tarea de aproximarnos hasta llegar a la muerte; “el reloj percute”, golpea, y de algún modo hiere “como un tambor enlutado”. El “como” que aquí se presenta es un adverbio relativo[10] que según Hernández Alonso “no son más que meras conjunciones con función de transpositores o relatores.”[11] Este es un “como” que media entre el tiempo y la muerte, sugiere la relación [sintáctico-semántico-pragmática] irreductible entre tiempo y muerte; su función de transpositor se concreta en la comparación entre el “reloj” que “percute” y el “tambor enlutado”. Estos elementos poéticos vinculados a la función sintáctica del adverbio “como” dan al lector la posibilidad de construir imaginariamente un mundo nocturno, decadente, pérfido, pernicioso, de luto, en el que el yo-poético se manifiesta consciente, dolorido, angustiado, desesperado, y no espera el regreso de nada sino que sale en búsqueda de lo que pueda satisfacer, en cierta medida, su necesidad existencial; un intento de superación de su separatidad: “y recorro esta calle hasta el fin / buscándote”. Ha señalado Erich Fromm que “la vivencia de la separatidad provoca angustia; es, por cierto, la fuente de toda angustia. Estar separado significa estar aislado, sin posibilidad alguna para utilizar mis poderes humanos. De ahí que estar separado signifique estar desvalido, ser incapaz de aferrar el mundo —las cosas y las personas— activamente; significa que el mundo pueda invadirme sin que yo pueda reaccionar. Así, pues, la separatidad es la fuente de una intensa angustia.”[12]
Por esta misma causa, por el sentimiento de aislamiento, de abandono, de separación, porque “los espejos se cierran / dejando paso a tardíos fantasmas”, el yo-poético sale de su casa, o quizá sale de su inmovilidad, para buscar, para llegar “hasta el fin”. Sale, desesperado, y recorre la calle hasta el fin. El sitio hasta donde se dirige es el “fin” de la “calle”, el fin de un camino, de un andar que se cuantifica señalando un límite, un hasta ahí. El “hasta”, según Di Tullio, es un adverbio de grado que constituye, semántica y sintácticamente, un elemento cuantificador que modifica, generalmente, al sintagma que siga a su derecha.[13] Por lo tanto, es un “hasta” que determina, que cuantifica el final de un intento, el límite que trunca la esperanza de encontrar, porque para ello se busca y no para otra cosa. Pero, tal vez, no sólo busque “hasta el fin” lo que aquí he venido señalando [el ser amado], sino además, conjuntamente, un contacto con la universalidad del cosmos, del entorno que tiene como mundo, un intento de sentir la correspondencia con lo que tiene alrededor, porque, como afirma Octavio Paz, “el poeta lírico entabla un diálogo con el mundo; en ese diálogo hay dos situaciones extremas: una, de soledad; otra, de comunión. El poeta siempre intenta comulgar, unirse (reunirse, mejor dicho), con su objeto: su propia alma, la amada, Dios, la naturaleza…”[14] En este sentido el adverbio “hasta” señala un cierto destino un tanto vago, difuso, pero, por otro lado, marca un camino [contado, cuantificado] hacia la comunión con su objeto, condicionando al yo-poético [que en este caso se corresponde con el poeta, “poeta” en sentido aristotélico, como “creador de cosas bellas”] en su búsqueda. En otras palabras, hay una posibilidad, limitada por un “hasta”, para el re-encuentro; “el fin”, en este sentido, podría implicar más de un concepto: muerte [como liberación], encuentro o re-encuentro, el andar cíclico [donde este “fin” vuelva a ser el principio de la búsqueda en cada noche, “alta noche”], lo desconocido. En cuanto a este último concepto dice Paz que “la poesía mueve al poeta hacia lo desconocido.”[15]
Contemplando ahora globalmente lo que he venido enunciando a lo largo de todo el discurso, el énfasis en los adverbios “cuando”, “como” y “hasta” ha contribuido a la construcción de una interpretación, de una lectura en torno a la desesperación producida por la angustia de la separatidad, de la ausencia del objeto amado, por la incompletud del poeta. Los relativos “cuando” y “como” han sido los elementos que marcaron la percepción y el seguimiento de una atmósfera en la que “los aullidos de los perros se prolongan / como filamentos”, en la que “los espejos se cierran / dejando paso a tardíos fantasmas”, en la que “el reloj percute como un tambor enlutado”, esta atmósfera es “la alta noche” del poeta. Este último no tiene ya más alternativa que tomar la poesía como su único testigo, como su guía hacia su bien originario, hacia sí mismo; no tiene otra opción sino intentar superar su aislamiento creando un mundo posible, creyendo en una posibilidad, buscando entre un “cuando”, un “como” y un “hasta” que configuran su devenir, que conforman su vida; decimos entonces que quizá la poesía interfiera en el transcurrir de todos los días. “La poesía, ha dicho Rimbaud, quiere cambiar la vida.”[16]
BIBLIOGRAFÍA
- INVERSO, JULIO, Milibares de la tormenta, [poemario inédito].
- HERNÁNDEZ ALONSO, CÉSAR, Gramática funcional del Español, Editorial Gredos S. A., Madrid, España, 1986.
- DI TULLIO, ÁNGELA, Manual de Gramática del Español. Desarrollos teóricos. Ejercicios. Soluciones, EDICIAL S. A., Buenos Aires, 1997.
- PAZ, OCTAVIO, Las peras del olmo, Editorial Seix Barral S. A., Barcelona, 1986.
- FROMM, ERICH, El arte de amar, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1962.
- DE UNAMUNO, MIGUEL, Del sentimiento trágico de la vida, Espasa Calpe Argentina S. A., Buenos Aires, 1937.
- BARTHES, ROLAND, Fragmentos de un discurso amoroso, Siglo Veintiuno Editores S. A., México, 1993.
[1] HERNÁNDEZ ALONSO, CÉSAR, Gramática funcional del Español, Editorial Gredos S. A., Madrid, España, 1986: pág. 484.
[2] DI TULLIO, ÁNGELA, Manual de Gramática del Español. Desarrollos teóricos. Ejercicios. Soluciones, EDICIAL S. A., Buenos Aires, 1997: pág. 145.
[3] La aclaración entre paréntesis rectos es mía.
[4] HERNÁNDEZ ALONSO, CÉSAR, Gramática funcional del Español, Editorial Gredos S. A., Madrid, España, 1986: pág. 497.
[5] BARTHES, ROLAND, Fragmentos de un discurso amoroso, Siglo Veintiuno Editores S. A., México, 1993: pág. 18.
[6] Idem.
[7] PAZ, OCTAVIO, Las peras del olmo, Editorial Seix Barral S. A., Barcelona, 1986: pág. 96.
[8] DE UNAMUNO, MIGUEL, Del sentimiento trágico de la vida, Espasa Calpe Argentina S. A., Buenos Aires, 1937: pág. 105.
[9] PAZ, OCTAVIO, Las peras del olmo, Editorial Seix Barral S. A., Barcelona, 1986: pág. 96.
[10] DI TULLIO, ÁNGELA, Manual de Gramática del Español. Desarrollos teóricos. Ejercicios. Soluciones, EDICIAL S. A., Buenos Aires, 1997.
[11] HERNÁNDEZ ALONSO, CÉSAR, Gramática funcional del Español, Editorial Gredos S. A., Madrid, España, 1986: pág. 499.
[12] FROMM, ERICH, El arte de amar, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1962: pág. 20.
[13] DI TULLIO, ÁNGELA, Manual de Gramática del Español. Desarrollos teóricos. Ejercicios. Soluciones, EDICIAL S. A., Buenos Aires, 1997.
[14] PAZ, OCTAVIO, Las peras del olmo, Editorial Seix Barral S. A., Barcelona, 1986: pág. 97.
[15] Idem.
[16] PAZ, OCTAVIO, Las peras del olmo, Editorial Seix Barral S. A., Barcelona, 1986: pág. 99.